lunes, 28 de enero de 2013

La sustitución de importaciones en las industrias de alta tecnología:

En los países de industrialización reciente, todavía en el año 2000 la industria de alta tecnología apuntaba a fabricar productos maduros. Así, por ejemplo, en la República de Corea y en la provincia china de Taiwán la producción de computadoras portátiles y teléfonos celulares comenzó cuando los países de salarios altos llevaban varios años produciéndolos a gran escala. Los productos maduros suponen un margen de utilidad bruta que disminuye rápidamente conforme pasa el tiempo. Este salto, junto con la adaptación de los productos para llegar lo antes posible al mercado, conlleva riesgos y exige iniciativa empresarial, puesto que obliga a invertir en una nueva serie de capacidades laborales, coordinar su formación, conseguir los fondos para su financiamiento, ponerlas en práctica y vigilar su evolución.

Para poder conseguir una alternativa a la empresa transnacional y generar los medios para ascender por la vía de la ventaja comparativa, ante todo, había que establecer laboratorios de investigación y desarrollo de propiedad gubernamental, se necesitaban inversiones en la educación superior, que eran más bien elevadas en Asia y por último, un espíritu de igualdad.

El papel del gobierno taiwanés en la evolución de estas industrias, fue de suma importancia, ya que tenía por objeto crear nuevos segmentos de mercado en que pudieran competir las empresas nacionales. Su estrategia contemplaba la sustitución de importaciones y la generación de proveedores de componentes en torno a una empresa guía (es decir, la primera empresa, entre las recién llegadas, en ingresar a una industria madura de alta tecnología). Estimulaba la industria de alta tecnología en varios frentes: por medio de la política fiscal, la creación de parques científicos y las inversiones dinámicas de las instituciones gubernamentales de investigación y desarrollo.

Las industrias de alta tecnología son convenientes para los países porque requieren trabajadores calificados bien pagados, y ofrecen a los empresarios la posibilidad de obtener utilidades tecnológicas. Por definición, la rentabilidad de un producto de alta tecnología sigue siendo superior a la normal para una economía de industrialización reciente.

Las diferencias de las industrias de alta tecnología asiáticas y latinoamericanas, pueden atribuirse al origen del capital de las empresas y a las iniciativas gubernamentales. Por otra parte, la proporción de empresas con capital nacional o extranjero y el grado de intervención del Estado tienen profundas raíces históricas relacionadas con la naturaleza de la experiencia manufacturera y la transferencia de tecnología en la preguerra (Amsden, 2001)

América Latina tiene dos opciones para crear un sector de alta tecnología.
En primer lugar, puede alentar a las empresas de propiedad extranjera que dominan algunos sectores, como el automovilístico, a que incrementen sus actividades locales de investigación y desarrollo.

En segundo lugar, América Latina se ha distinguido por la producción de bienes petroquímicos. Algunos países, sobre todo Brasil y en cierta época Argentina, también descollaban en la producción farmacéutica.
Estas dos industrias, combinadas con la biotecnología, abarcan un amplio sector con diversas oportunidades para fabricar nuevos productos de alta tecnología.

Alice H. Amsden; R E V I S TA D E L A C E PA L 8 2 • A B R I L 2 0 0 4

sábado, 10 de noviembre de 2012

Unos servicios públicos deficientes, pero subsidiados

Uno de los principios básicos de la política de sustitución de importaciones fue el reconocimiento de las desventajas inherentes al contexto de un país subdesarrollado para establecer una industria eficiente.
Los subsidios se hacían con la intención de sustentar las ganancias, compensando por la falta de externalidades, por la poca confiabilidad de los servicios básicos, por la insuficiente escala del mercado,etc. Gradualmente, los subsidios también se convirtieron en una recompensa por seguir las políticas del gobierno (instalándose, por ejemplo, en regiones remotas cuyo desarrollo estaba siendo fomentado). El
corolario de estas políticas, en lo que a la infraestructura física se refiere, fue hacer más énfasis en la cobertura que en la calidad, fue invertir fundamentalmente en la expansión y muy poco en mantenimiento o en mejoras. Esto, por supuesto, perpetuó la falta de externalidades adecuadas y la necesidad de subsidios y protección para compensar por ello a las empresas. Además, puesto que estos servicios eran generalmente públicos y con precios subsidiados, quejarse del mal servicio telefónico o eléctrico,de los huecos en las vías o de los días sin suministro de agua se convirtió en una conversación de rutina sin que nadie ejerciera la debida presión para exigir su mejoramiento.

Esta tolerancia frente a unos servicios deficientes pero subsidiados acompaña la idea, fuertemente enraizada, según la cual la naturaleza estratégica de las redes de infraestructura hace indispensable su control por parte del Estado. Esto ha llevado a situaciones sin salida. Cuando las severas restricciones financieras hacen imposible que los gobiernos se embarquen en inversiones significativas de mejoramiento, ni la privatización ni los incrementos de precio son ideológicamente aceptables. Esta resistencia popular es estimulada y fuertemente reforzada por todos aquéllos cuyo interés en la conservación del control público tiene que ver con prácticas corruptas, lo cual desafortunadamente es común en estas empresas.

Una circunstancia que tampoco contribuye a facilitar la aceptación del traslado de estas redes a la responsabilidad privada es que varios de los procesos ya efectuados se han caracterizado por las mismas viejas prácticas clientelares, de nepotismo, colusión y corrupción. Con ello la "solución" preserva el problema y el proceso se auto-obstaculiza.



miércoles, 10 de octubre de 2012

SUSTITUCION DE IMPORTACIONES


Llegado el período de la posguerra, la estrategia de crecimiento por medio de la sustitución de importaciones comenzó a tener marcha propia dentro de las políticas de gobierno hasta convertirse en la estrategia líder de la industrialización. En un primer momento respondió a las restricciones del flujo comercial ocasionadas por la guerra, a los antecedentes de sustitución, que ya se venían adelantando en diferentes áreas productivas, y a los esquemas proteccionistas que imponían las potencias. Ya desde los primeros años de la década de los cincuenta la sustitución de importaciones fue formalizada teórica y conceptual mente por la escuela Cepalina -en cabeza de Raúl Prebish- y pasó a convertirse en el modelo de desarrollo de la mayoría de los países latinoamericanos. Durante los primeros años de implantación del modelo de sustitución de importaciones, se dio inicio en Latinoamérica al proceso de desarrollo industrial, basado en la creación de una industria liviana.



La primera fase del modelo de sustitución de importaciones se orientó hacia la consolidación de la producción de bienes de consumo, utilizando como herramientas de protección unos niveles arancelarios elevados y otras restricciones de tipo cuantitativo. Posteriormente, hacia finales de la década de los cincuenta, comenzó a presentarse un importante cambio estructural en la industria manufacturera, dándole cabida a la aparición y posterior consolidación de algunas industrias de bienes intermedios. Durante este período, en Colombia el auge de los precios externos del café, producto que lideró el crecimiento del sector agrícola exportador, contribuyó a generar encadenamientos con la demanda manufacturera. los ingresos cafeteros proporcionaron divisas que permitieron impulsar la sustitución de importaciones en bienes de consumo e intermedios. Así, entre 1945 y 1950 se presentó un proceso de modernización industrial con un dinámico crecimiento de la industria manufacturera (al 7.5% promedio anual), casi el doble del PIB.



No obstante el desarrollo de actividades de sustitución de importaciones y la diversificación del aparato industrial en estos años, la política proteccionista desestimuló la orientación exportadora de la producción nacional, fenómeno que se conoció como el sesgo antiexportador. La posibilidad de obtener márgenes de ganancia superiores al ofrecer la producción industrial en los mercados domésticos frente a los del mercado internacional, era un factor adverso para el crecimiento de las exportaciones. El primer intento de corregir el sesgo antiexportador, que a su vez constituyó la primera política de promoción a las exportaciones, fue mediante la creación, en el gobierno de la Junta Militar, de los decretos conocidos como Plan Vallejo, en los cuales se permitía las exención de impuestos y tarifas de aduana a productos importados que fueran incorporados en la producción de bienes que se destinarían al sector externo.



La caída de los precios del café a partir de 1955, generó una seria restricción de divisas que a su vez implicó un menor crecimiento del producto. Como consecuencia, la política económica enfatizó la estrategia de modelo de sustitución de importaciones mediante la agudización del control de importaciones y una política macroeconómica en la que los ajustes fiscales y cambiarios desempeñaron un papel fundamental (Chica, 1994). En 1959 se adoptó una nueva estructura arancelaria proteccionista con altas tarifas para los bienes finales y bajas para los bienes intermedios y de capital (Ramírez, 1981). Fueron las industrias no tradicionales las que posibilitaron el crecimiento industrial en los primeros años de la década del sesenta. Entre otros factores, el estancamiento de la producción de bienes de consumo no duraderos se vio ocasionado por las recurrentes crisis cambiarias de estos años, que desviaron la atención del proceso de sustitución especialmente al permitir el incremento de las importaciones de consumo básico.

http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/economia/industrilatina/203.htm