sábado, 10 de noviembre de 2012

Unos servicios públicos deficientes, pero subsidiados

Uno de los principios básicos de la política de sustitución de importaciones fue el reconocimiento de las desventajas inherentes al contexto de un país subdesarrollado para establecer una industria eficiente.
Los subsidios se hacían con la intención de sustentar las ganancias, compensando por la falta de externalidades, por la poca confiabilidad de los servicios básicos, por la insuficiente escala del mercado,etc. Gradualmente, los subsidios también se convirtieron en una recompensa por seguir las políticas del gobierno (instalándose, por ejemplo, en regiones remotas cuyo desarrollo estaba siendo fomentado). El
corolario de estas políticas, en lo que a la infraestructura física se refiere, fue hacer más énfasis en la cobertura que en la calidad, fue invertir fundamentalmente en la expansión y muy poco en mantenimiento o en mejoras. Esto, por supuesto, perpetuó la falta de externalidades adecuadas y la necesidad de subsidios y protección para compensar por ello a las empresas. Además, puesto que estos servicios eran generalmente públicos y con precios subsidiados, quejarse del mal servicio telefónico o eléctrico,de los huecos en las vías o de los días sin suministro de agua se convirtió en una conversación de rutina sin que nadie ejerciera la debida presión para exigir su mejoramiento.

Esta tolerancia frente a unos servicios deficientes pero subsidiados acompaña la idea, fuertemente enraizada, según la cual la naturaleza estratégica de las redes de infraestructura hace indispensable su control por parte del Estado. Esto ha llevado a situaciones sin salida. Cuando las severas restricciones financieras hacen imposible que los gobiernos se embarquen en inversiones significativas de mejoramiento, ni la privatización ni los incrementos de precio son ideológicamente aceptables. Esta resistencia popular es estimulada y fuertemente reforzada por todos aquéllos cuyo interés en la conservación del control público tiene que ver con prácticas corruptas, lo cual desafortunadamente es común en estas empresas.

Una circunstancia que tampoco contribuye a facilitar la aceptación del traslado de estas redes a la responsabilidad privada es que varios de los procesos ya efectuados se han caracterizado por las mismas viejas prácticas clientelares, de nepotismo, colusión y corrupción. Con ello la "solución" preserva el problema y el proceso se auto-obstaculiza.



miércoles, 10 de octubre de 2012

SUSTITUCION DE IMPORTACIONES


Llegado el período de la posguerra, la estrategia de crecimiento por medio de la sustitución de importaciones comenzó a tener marcha propia dentro de las políticas de gobierno hasta convertirse en la estrategia líder de la industrialización. En un primer momento respondió a las restricciones del flujo comercial ocasionadas por la guerra, a los antecedentes de sustitución, que ya se venían adelantando en diferentes áreas productivas, y a los esquemas proteccionistas que imponían las potencias. Ya desde los primeros años de la década de los cincuenta la sustitución de importaciones fue formalizada teórica y conceptual mente por la escuela Cepalina -en cabeza de Raúl Prebish- y pasó a convertirse en el modelo de desarrollo de la mayoría de los países latinoamericanos. Durante los primeros años de implantación del modelo de sustitución de importaciones, se dio inicio en Latinoamérica al proceso de desarrollo industrial, basado en la creación de una industria liviana.



La primera fase del modelo de sustitución de importaciones se orientó hacia la consolidación de la producción de bienes de consumo, utilizando como herramientas de protección unos niveles arancelarios elevados y otras restricciones de tipo cuantitativo. Posteriormente, hacia finales de la década de los cincuenta, comenzó a presentarse un importante cambio estructural en la industria manufacturera, dándole cabida a la aparición y posterior consolidación de algunas industrias de bienes intermedios. Durante este período, en Colombia el auge de los precios externos del café, producto que lideró el crecimiento del sector agrícola exportador, contribuyó a generar encadenamientos con la demanda manufacturera. los ingresos cafeteros proporcionaron divisas que permitieron impulsar la sustitución de importaciones en bienes de consumo e intermedios. Así, entre 1945 y 1950 se presentó un proceso de modernización industrial con un dinámico crecimiento de la industria manufacturera (al 7.5% promedio anual), casi el doble del PIB.



No obstante el desarrollo de actividades de sustitución de importaciones y la diversificación del aparato industrial en estos años, la política proteccionista desestimuló la orientación exportadora de la producción nacional, fenómeno que se conoció como el sesgo antiexportador. La posibilidad de obtener márgenes de ganancia superiores al ofrecer la producción industrial en los mercados domésticos frente a los del mercado internacional, era un factor adverso para el crecimiento de las exportaciones. El primer intento de corregir el sesgo antiexportador, que a su vez constituyó la primera política de promoción a las exportaciones, fue mediante la creación, en el gobierno de la Junta Militar, de los decretos conocidos como Plan Vallejo, en los cuales se permitía las exención de impuestos y tarifas de aduana a productos importados que fueran incorporados en la producción de bienes que se destinarían al sector externo.



La caída de los precios del café a partir de 1955, generó una seria restricción de divisas que a su vez implicó un menor crecimiento del producto. Como consecuencia, la política económica enfatizó la estrategia de modelo de sustitución de importaciones mediante la agudización del control de importaciones y una política macroeconómica en la que los ajustes fiscales y cambiarios desempeñaron un papel fundamental (Chica, 1994). En 1959 se adoptó una nueva estructura arancelaria proteccionista con altas tarifas para los bienes finales y bajas para los bienes intermedios y de capital (Ramírez, 1981). Fueron las industrias no tradicionales las que posibilitaron el crecimiento industrial en los primeros años de la década del sesenta. Entre otros factores, el estancamiento de la producción de bienes de consumo no duraderos se vio ocasionado por las recurrentes crisis cambiarias de estos años, que desviaron la atención del proceso de sustitución especialmente al permitir el incremento de las importaciones de consumo básico.

http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/economia/industrilatina/203.htm